Vistas de página en total

martes, 26 de julio de 2011

NOSTALGIA DE PRIMAVERA


Y ahí, estaba yo, sin buscar nada mas, sin deseo, exhausta, las bolsas en mis ojos lo hacían notorio, evidente. 
Era un domingo a fines de septiembre, Buenos Aires entraba en Primavera y era como si el invierno se rehusara ante tal belleza de florecimiento.
Entonces... aquel Invierno mostró su furia, las nubes se posaron, el panorama era negro. La lluvia, caía y caía...
De repente todo se convirtió  en nostalgia...
Todos estaban a la expectativa del mejor día y yo...;solo me reía, no esperaba nada, solo me maravillaba con el tango lento de fondo, la verdad no quería mas. Y de un momento a otro, empezaron a aparecer personajes en la calle, salían con sus sombrillas e impermeables, como rehusados ante el poder mismo de la naturaleza, negando el hecho de la nostalgia que traía el día.
Las mesas estaban llenas y el trabajo era arto, todos estaban al acecho del peso a peso, y yo?... Yo solo zafaba...
Con una pareja de Yankies abrí mi día (levante bandera), y la verdad no significaban para mi algo mas que un hermoso romance de primavera, estaban sentados junto a una gran ventana y el Borracho, nombre del gran árbol que se veía de fondo por su ventana, hacia realmente armonía.
Sobre el caía un inmensurable aguacero, y con el ritmo que tomaban las pequeñas gotas, al golpeo del tejado, se armaban canciones para aquel idilio.
Del árbol se desprendían suavemente una especie de algodón, eran como una motas blancas volando, unas motas blancas bailando, bailando entre gotas. Y yo... estaba extasiada con el panorama, mientras todos seguían y seguían en el juego del peso a peso. 
Ravioles con Salmón y una Brocheta de Lomo mixta, mi preferida a decir verdad, dos copas de vino blanco; nada podía ser mas romántico, mas ameno, que esta pareja al rededor de los 60, que al parecer, seguían tan enamorados, seguían consquistandose día a día, alimentando su amor, como si regaran una planta.
Después entre ires y venires, entre mis dibujos como prueba de aquel momento, todo se alboroto...
- Arma una mesa de once. 
Me dijeron como afanados.
Y corriendo mesas y sillas empezaron a llegar, cuatro chicas y cuatro chicos, Españoletes, viajando con sus Euros por Sur América, donde todo para ellos puede ser bastante económico.          
Todos querían ayudar, pero yo la verdad no necesitaba su juego, todos ayudaban por esperar su recompensa.  
Los pedidos eran  de carnes y ensaladas, con agua y vinos, después llegaron los otros tres, que prefirieron un par de cervezas.
La verdad si era un poco difícil, pero no por la cantidad de personas reclamando mi atención, si no por mi evidente cansancio.
Subía y bajaba dos o tres veces por minuto, a lo que me daban mis cortos pasos.
Y entre tanto voleo, me detuve un instante, no pude continuar, necesitaba un instante para contemplar. En el primer piso habían pequeñas mesas, la lluvia continuaba con la danza, el tango era suave, para mi era como un Ristorante Italiano en la Post-Guerra, para mi era hermosa tanta nostalgia.
- Diana, Diana!!!...
Gritaron en la cocina.
- Salgo. Respondí.
Salí del encanto y volví, estaba confundida entre mi orgasmo y el cansancio.
Ochenta pesos fue mi recompensa  por aquella mesa, ochenta pesos gritaron en caja, para que todos supieran, ochenta pesos de los que todos querían su parte, cincuenta cincuenta, es mi filosofía, o la americana como dirían en mi tierra, cuarenta le di a la cocina, mientras soportaba el ojo implacable de todos aquellos que buscaban su parte.
Eran las cinco y media, y yo tenia que recoger todo el desastre de once Españoletes hambrientos.
A las seis y cuarto acabe y sali volando.
Pues yo... también queria una parte de la nostalgia de aquel dia.      

No hay comentarios:

Publicar un comentario